viernes, 11 de septiembre de 2009

Travesía inesperada

Por tí, sorella...
Se escucha la voz, luego la música y comienzan a aparecer las figuras. Juegos de colores que se agitan uno tras otro, en una danza contínua. Círculos, ancianos, alebrijes… Después aparece Nelly Campobello y la referencia a la familia. Algo del “ser en el mundo” me trae connotaciones agobiantes y decido desviar la mirada hacia parajes menos heideggerianos.
En esos menesteres me encontraba cuando cinco diminutos cuerpos salen desde las profundidades y comienzan a realizar moviemientos casi imperceptibles.
– ¡ja ja ja qué hermosos!
– ¿Ya los viste? Mejor ellos que tú…
– ¿No quisieras estar ahí?
– ¡Bravo!

Una tortuga en el arenal, pequeña pero con gran seguridad, avanza en medio de luces tintineantes y palmas estruendosas, mas pueriles. Al poco, la tortuga le cede el camino a un gavilancillo y a un coyote, pero el Sauce y la palma también quieren tener su turno en ese desfile, y sus cinco minutos de fama…

La luz se hace cada vez más tenue y de ambos extremos comienzan a surgir siluetas con faz de calaveras, luchadores, emperadores mayas, etc., al mismo tiempo que despiden sonidos de cada uno de sus movimientos. ¡Qué curioso, son clarinetes, teclados, violines, etc., con una máscara en movimiento!
- ¡Wow, ese de ahí es la neta!
- Ven acá y pon atención…

Y así, Al medio día de las seis de la tarde, hay una fiesta en Alejandría que nos envuelve en una atmósfera embriagadora hasta que un pescador con un delfín al hombro, recoge el señuelo para atraparnos, y llevarnos hasta las costas de las cuales proviene, cantando “Yo no soy marinero, por ti seré, por ti seré…”, acompañado por un coro universal. Un coro como el de antaño…

Por alguna extraña razón, de la cual no pretendo acordarme, desde la lejanía nos llega el rumor de un Juego de pelota en el que se debía sacrificar al vencedor. — ¡Qué bueno que mi equipo siempre pierde, así no serán sacrificados…!— Por eso decido ir a dar un paseo entre los magueyes con aquél viejecillo de sarape y "convers" que aparece desde la penumbra.

Caminamos como en los 50´s se hacía, hasta que, en medio del camino, percibimos una serie de orejas roedoras en gran alborozo. Decidimos acercarnos para ver qué sucede y me entero de que un pequeño ratón vaquero gringo (digo que lo era porque tenía grandes los pies y era güerito) se encuentra encerrado y no de muy buen humor… Cuando nos acercamos más, algo me dijo pero no entendí nada… debió de ser inglés… Como no escuchó respuesta alguna de mi parte (debido a que seguía sin entender porque seguro era inglés), sacó sus pistolas, se inclinó el sombrero y lanzó dos balazos. En ese momento corrimos y corrimos y llegamos hasta Baja California (Norte, para precisar), encontrándome con más vaqueros, pero esta vez arriando mulas y vacas y recortando palmas. Creo que es un buen lugar para terminar con el venturoso camino. Además, ese curioso viejecillo ha desaparecido, tal como llegó, y no sé como regresar ahora…

Toda una gama de matices. Todo un saco de texturas. Todo un mundo en el que entré se la manera más inesperada… Y pensar que todo comenzó con un juego de luces, máscaras y sonidos… y todo por seguir un Movimiento del corazón.

Tercera llamada, tercera llamada, ¡comenzamos! …